«¿Alguna vez has sentido que eres tratado injustamente? En el Salmo 7, David clama a Dios en busca de justicia, mostrando cómo podemos confiar en el juicio divino cuando todo parece estar en nuestra contra. Quédate hasta el final y descubre cómo este salmo puede ser tu guía en tiempos de injusticia.»
Salmo 7 con explicaciones:
Versículo 1:
«Jehová Dios mío, en ti he confiado; sálvame de todos los que me persiguen, y líbrame.»
David comienza este salmo expresando su confianza en Dios, pidiéndole que lo salve de aquellos que lo persiguen. Nos enseña que, en medio de la persecución o la injusticia, nuestra primera respuesta debe ser buscar refugio en Dios.
Versículo 2:
«No sea que desgarren mi alma como león, y me destrocen sin que haya quien me libre.»
David describe la gravedad de su situación, comparando a sus enemigos con leones que están listos para destrozarlo. Es un recordatorio de que sin la ayuda de Dios, estaríamos indefensos ante los ataques de quienes nos quieren hacer daño.
Versículo 3:
«Jehová Dios mío, si yo he hecho esto, si hay en mis manos iniquidad;»
Aquí, David se examina a sí mismo, preguntando si acaso es culpable de lo que lo acusan. Nos enseña la importancia de ser justos y estar dispuestos a reconocer nuestros errores, pidiendo a Dios que nos juzgue con justicia.
Versículo 4:
«Si di mal pago al que estaba en paz conmigo (antes he libertado al que sin causa era mi enemigo),»
David dice que, si ha actuado mal hacia alguien que estaba en paz con él, entonces merecería el castigo. Este versículo destaca la importancia de tratar a los demás con justicia y misericordia, incluso cuando no lo merecen.
Versículo 5:
«Persiga el enemigo mi alma y alcáncela; pise en tierra mi vida, y mi honra ponga en el polvo. Selah.»
David declara que si es culpable, entonces merece que sus enemigos lo derroten. Esto muestra la honestidad de David ante Dios, confiando en que Él sabe la verdad de su corazón.
Versículo 6:
«Levántate, oh Jehová, en tu ira; álzate en contra de la furia de mis angustiadores, y despierta en favor mío el juicio que mandaste.»
David pide a Dios que se levante y haga justicia en su favor. A veces nos enfrentamos a situaciones en las que necesitamos que Dios actúe de manera poderosa para defendernos de quienes nos oprimen.
Versículo 7:
«Te rodeará congregación de pueblos, y sobre ella vuélvete a sentar en alto.»
David confía en que Dios, como juez supremo, juzgará con justicia no solo su caso, sino a todas las naciones. Este versículo resalta la autoridad de Dios sobre todo el mundo.
Versículo 8:
«Jehová juzgará a los pueblos; júzgame, oh Jehová, conforme a mi justicia, y conforme a mi integridad.»
David pide que Dios lo juzgue de acuerdo con su justicia e integridad. Este versículo nos anima a vivir de manera recta, sabiendo que Dios ve nuestras acciones y juzgará con imparcialidad.
Versículo 9:
«Fenezca ahora la maldad de los inicuos, mas establece tú al justo; porque el Dios justo prueba la mente y el corazón.»
David pide a Dios que ponga fin a la maldad de los malvados y que establezca a los justos. Confía en que Dios, quien conoce nuestros pensamientos y corazones, actuará de acuerdo con Su justicia.
Versículo 10:
«Mi escudo está en Dios, que salva a los rectos de corazón.»
David declara que Dios es su escudo, su protección. Nos recuerda que, cuando vivimos con un corazón recto, Dios es nuestro defensor y salvador en cualquier circunstancia.
Versículo 11:
«Dios es juez justo, y Dios está airado contra el impío todos los días.»
Aquí, David reconoce que Dios es un juez justo que no tolera la maldad. Esto nos da consuelo, sabiendo que, aunque parezca que la maldad prevalece, Dios está siempre atento y actuará en Su tiempo.
Versículo 12:
«Si no se arrepiente, él afilará su espada; armado tiene ya su arco, y lo ha preparado.»
David advierte que, si los malvados no se arrepienten, Dios está listo para juzgarlos. Esto nos muestra la importancia del arrepentimiento, pues Dios es paciente pero también justo.
Versículo 13:
«Asimismo ha preparado armas de muerte, y ha labrado saetas ardientes.»
Dios está listo para castigar a los malvados si persisten en su maldad. Aquí vemos la seriedad de la justicia divina y la necesidad de vivir en rectitud y arrepentimiento.
Versículo 14:
«He aquí, el impío concibió maldad, se preñó de iniquidad, y dio a luz engaño.»
Este versículo describe cómo los malvados planean y ejecutan su maldad. Nos recuerda que las malas acciones tienen sus raíces en pensamientos y deseos equivocados que finalmente se manifiestan.
Versículo 15:
«Pozo ha cavado, y lo ha ahondado; y en el hoyo que hizo caerá.»
David dice que los malvados caerán en las trampas que ellos mismos han preparado. Esto refleja la justicia divina: el mal que se hace a otros eventualmente volverá sobre quienes lo causan.
Versículo 16:
«Su iniquidad volverá sobre su cabeza, y su agravio caerá sobre su propia coronilla.»
Los malvados recibirán el castigo de su propia maldad. David está seguro de que Dios actuará con justicia, haciendo que el mal que los impíos hacen regrese a ellos mismos.
Versículo 17:
«Alabaré a Jehová conforme a su justicia, y cantaré al nombre de Jehová el Altísimo.»
El salmo termina con David alabando a Dios por Su justicia. A pesar de los desafíos, David confía en que Dios actuará de manera justa y recta. Nosotros también debemos alabar a Dios por Su justicia, sabiendo que Él es siempre fiel.