«¿Alguna vez has sentido que tus oraciones no son escuchadas? En el Salmo 4, David nos muestra cómo encontrar paz y respuesta en medio de la angustia. Quédate hasta el final y descubre la clave para confiar en Dios cuando parece que todo está perdido.»
Versículo 1:
«Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia. Cuando estaba en angustia, tú me hiciste ensanchar; ten misericordia de mí y oye mi oración.»
David comienza clamando a Dios, pidiendo una respuesta en su angustia. Nos recuerda que cuando hemos pasado por momentos difíciles, Dios ha estado ahí para ayudarnos y hacernos fuertes. También nos enseña a pedir con confianza y humildad por la misericordia de Dios.
Versículo 2:
«Hijos de los hombres, ¿hasta cuándo volveréis mi honra en infamia, amaréis la vanidad y buscaréis la mentira? Selah.»
Aquí, David se dirige a aquellos que buscan cosas vacías y falsas en lugar de honrar a Dios. Es un llamado de atención para alejarnos de la mentira y lo superficial, y poner nuestra atención en lo que realmente tiene valor: nuestra relación con Dios.
Versículo 3:
«Sabed, pues, que Jehová ha escogido al piadoso para sí; Jehová oirá cuando yo a él clamare.»
David nos asegura que Dios escucha a quienes le son fieles. Si estamos en comunión con Él, podemos tener la certeza de que nuestras oraciones llegan a Su oído y que Él actúa a nuestro favor.
Versículo 4:
«Temblad, y no pequéis; meditad en vuestro corazón estando en vuestra cama, y callad. Selah.»
Este versículo nos invita a reflexionar profundamente sobre nuestras acciones. A veces, en el silencio y la tranquilidad de la noche, podemos meditar sobre nuestras vidas y las decisiones que tomamos, pidiendo a Dios que nos guíe a no pecar.
Versículo 5:
«Ofreced sacrificios de justicia, y confiad en Jehová.»
David nos anima a hacer lo correcto (ofrecer sacrificios de justicia) y confiar en Dios. Esto significa vivir de acuerdo con Sus mandamientos y tener fe en que Él guiará nuestros pasos.
Versículo 6:
«Muchos son los que dicen: ¿Quién nos mostrará el bien? Alza sobre nosotros, oh Jehová, la luz de tu rostro.»
Hay muchas personas que buscan desesperadamente una señal de lo bueno en sus vidas. David pide a Dios que ilumine Su rostro sobre ellos, es decir, que les muestre Su favor y los guíe hacia lo correcto.
Versículo 7:
«Tú diste alegría a mi corazón mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su mosto.»
David encuentra una alegría mucho mayor en Dios que la que las personas experimentan con riquezas materiales. Aquí nos recuerda que la verdadera felicidad no está en las posesiones, sino en la relación con Dios.
Versículo 8:
«En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado.»
David termina el salmo declarando que puede dormir en paz porque su confianza está en Dios. No importa lo que suceda a su alrededor, sabe que está protegido y cuidado por el Señor. Es una invitación a confiar en Dios para encontrar descanso verdadero.
